viernes, 3 de febrero de 2012

In Memoriam de Caroline

Esta joven de la foto se llamaba Caroline Lovell. Tenía 36 años y había escogido esta foto para su blog: una cara joven que da en la sencillez, mira hacia atrás mientras avanza hacia un mundo verde, limpio, que seguramente cree más limpio y mejor. Probablemente el mundo que la rodeaba en Australia no le gustaba y, seguramente, lo consideraba poco humano, un mundo despersonalizado. Un mundo que había que cambiar.

Bien, eso es un buen principio y en eso estamos o hemos estado muchos. La cuestión es que para cambiar el mundo decidió optar por parir en su casa de Melbourne. Y no solo eso, sino que se unió a gente que pensaba como ella y se convirtió en adalid de lo que hoy es un movimiento social de bastante consideración: el parto en casa.

Hace tres años tuvo esa primera experiencia y nació una niña, Lulú. Y hace unos pocos días tenía en su casa su segundo parto: otra niña. El problema es que tuvo una fuerte hemorragia y la hemorragia le afectó al corazón. Nick, su marido y supongo que, así mismo, defensor del parto natural y casero, salió corriendo en busca de un médico. Cuando llegaron a casa Caroline estaba en paro cardiaco. El médico apenas pudo hacer otra cosa que certificar su muerte.

Mientra leía todo esto me invadían muy distintas sensaciones; la primera de pena por la muerte de una persona joven, en la plenitud de la vida. Pero también me fue entrando una sensación de coraje y rabia. Melbourne tiene muchos y buenos hospitales. Caroline, con su seguro médico, podía haber parido en uno de ellos y, además, gratis. Con seguridad no habría ocurrido el trágico desenlace. Pero no, sus principios se lo impedían.

¿Qué pensará ahora Nick?; ¿qué será de la pequeña Lulú, hoy de tres añitos?. No lo sabremos nunca, ellos no serán noticia. Lo es la estupidez humana.

1 comentario:

  1. No es estupidez sino simplemente mala educación sanitaria; la que habría que impartir en Escuelas y coles para saber lo que te juegas queriendo ser "natural". Es verdad que lo artificial también ha hecho daño sin sentido como las mamas de silicona. En fin, es difícil compaginar sabiduría e innovación a los 15,20,30 años.

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