viernes, 24 de febrero de 2012

Disparate Colectivo

Hace muchos años, quizá cerca de cincuenta, unos profesores editaron un libro en el que recogían muchos y variados disparates que habían tenido la suerte (o quizá desgracia) de ver en el ejercicio de su docencia. La Antología del disparate tuvo un éxito descomunal.

Se me vino ayer noche a la cabeza viendo, en el diario de la noche de TVE, las imágenes de unos operarios que sacaban de un colegio todo tipo de enseres: estanterías, mesas, sillas, pizarras y etc., (entre los que se cuenta un potro de gimnasio) para meterlos en un camión mientras se nos informaba de que tales imágenes correspondían a una orden de embargo dictada por el Juzgado 19 de lo Contencioso-Administrativo. El embargo debería llevarse a cabo entre las nueve de la mañana y las seis de la tarde: exactamente las horas lectivas. Todo ello dirigido por el Inspector de la Seguridad Social Andrés Ruiz.

El Colegio Santa Illa, que tal es del que hablamos, es un centro privado, laico y bilingüe, propiedad de una empresa familiar que lo fundó en 1959. Hoy tiene 160 alumnos de 3 a 17 años que abonan la respetable cantidad de 400 euros al mes solo por el concepto de matrícula.

El Director del centro, Ignacio Santa, reconoce que arrastra impagos con la Seguridad Social desde ¡principios de los años noventa! y hoy suman la cantidad de 992.263 euros. También admite que el mes de diciembre le llegó un auto del Juzgado en el que se le avisaba de un posible embargo.

Los padres estaban al corriente de la situación. Algunos de ellos, en paro, no pagaban al Colegio y todos, paganos o no, estaban indignados. He entresacado uno de los muchos comentarios que circulan por ahí, el de Miguel Castillo: "No me importa nada la deuda del centro ni sus problemas con la Seguridad Social, es como si un barco tiene deudas y tiran a los pasajeros por la borda".

A última hora, han intervenido Lucía Figar, Consejera de Educación y la Ministra de Empleo y Segurida Social, Fátima Báñez.

Yo me pregunto cómo es posible tanta locura junta y, como en la novela "Los diez negritos" de Agatha Christie, vayan ustedes juzgando uno por uno y respondan ¿quién es el asesino?: a) el Director General de la Tesorería de la Seguridad Social; b) el titular del Juzgado; c) el Director del colegio; d) los padres de los alumnos.

La que no tenía ninguna culpa era la niña de seis años que lloraba desconsolada en el pasillo porque se habían llevado su pupitre.

viernes, 17 de febrero de 2012

La farsa en que vivimos

Bodhidharma meditando
En EL PAÍS de hoy se puede leer una entrevista que hace Fernández-Santos al director de teatro José Carlos Plaza. Acaba con "Este país lo que pide a gritos es que nazca un nuevo Valle-Inclán. Alguien que escriba algo sobre esta farsa de sociedad que estamos viviendo".

He estado pensando sobre ello y sí: "vivimos en una sociedad en la que la escasez de ideas se encubre con la proliferación de ilusiones y ocurrencias" (J.L. Pardo) que conducen a la "paralización intelectual y moral de muchas democracias" (Nathan Gardels). "Nadie cree una sola palabra que emane de un organismo oficial, nadie tiene la menor confianza en los partidos políticos, la Universidad es un cetáceo muerto" (Félix de Azúa).

Pido perdón por la reiteración de citas y no precisamente de pensadores de la derecha. Pero la reiteración de estas ideas es lo que da fuerza a la imagen que se me viene a la cabeza de vivir en una sociedad que es como un Buda sentado en la posición del loto esperando el Nirvana, lugar donde no hay tierra, ni agua, ni aire, ni luz, ni espacio, ni tiempo sin límites, ni ningún tipo de ser ni de ideas, ni de falta de ideas, ni muerte, ni nacimiento: ese es el fin del sufrimiento. Algo así como un cuadro de Yves Klein, paradigma de la inanidad. "Le vide" (el vacío) sobre el que asienta su obra se expone como oposición a la representación. Klein presenta su obra como cuadros sin pintura, libros sin palabras, composiciones musicales sin música y así. Pero ya ven ustedes: centenares de miles de personas miran (¿admiran?) embobadas sus cuadros en París, Nueva York, Bilbao o donde tengan la suerte de tenerlos.

Y es que el arte precede siempre a la realidad. Vean ustedes la descripción de J.L. Pardo de nuestra España de hoy, la real: "urbanizaciones sin compradores, aeropuertos sin aviones, trenes sin viajeros, periódicos sin lectores, ciudades de la luz, de la imagen, de las artes o de la cultura sin luz, imagen, arte ni cultura, autopistas sin automóviles, viviendas sin habitantes, hospitales sin médicos, universidades sin estudiantes..."; ¿no es el cuadro soñado por Klein?.

Necesitamos un Valle capaz de describir esta farsa en que vivimos, un Goya capaz de plasmar en un lienzo las miserias de una guerra o de una familia real. Con urgencia.



viernes, 10 de febrero de 2012

Los asesinos también rezan

Son cosas que pasan y hay un viejo dicho popular que lo dice sincréticamente: "De buenas intenciones está empedrado el camino del infierno".

Esta fotografía ha sido tomada y difundida hacia los cuatro puntos cardinales por la Syrian Arab News Agency (SANA) es decir, la agencia de noticias nacional y oficial del Estado Sirio. En ella vemos a Bashar Asad rezando en una mezquita de Damasco junto al muftí Ahmad Hasun y el objeto de tal difusión es, obviamente: "Asad reza a Alá, Asad cumple los mandatos del Corán, Asad es bueno".

El caso es que, como decíamos, las buenas intenciones de la SANA puede conducirnos al infierno de la verdad. Para quienes tenemos algún sentido crítico, la fotografía no nos puede causar más que repulsión. Un presidente que masacra a su pueblo viene a la mezquita para lavarse las manos pero, desde los tiempos de Pilatos, esto no está muy bien visto. Tiene en esas manos blancas vueltas hacia el cielo el tinte rojo de la sangre de millares de personas, adversarios políticos muchos de ellos, pero también miles de inocentes, niños, mujeres u hombres ¡qué más da!. No en vano el muftí que ora a su izquierda ha dictado una fetua en la que se manda matar a todo aquel que se interponga entre Asad y Alá, entre Asad y el Poder.

Una vez más, como casi siempre desde el origen de los tiempos, los dioses se ponen del lado del poder; no importa mucho cómo este sea. No nos engañan: su reino sí es de este mundo.

En otro mundo están quienes tienen hambre y sed de justicia, los pacíficos, los que lloran, sean musulmanes, cristianos, budistas o quienes sean.

viernes, 3 de febrero de 2012

In Memoriam de Caroline

Esta joven de la foto se llamaba Caroline Lovell. Tenía 36 años y había escogido esta foto para su blog: una cara joven que da en la sencillez, mira hacia atrás mientras avanza hacia un mundo verde, limpio, que seguramente cree más limpio y mejor. Probablemente el mundo que la rodeaba en Australia no le gustaba y, seguramente, lo consideraba poco humano, un mundo despersonalizado. Un mundo que había que cambiar.

Bien, eso es un buen principio y en eso estamos o hemos estado muchos. La cuestión es que para cambiar el mundo decidió optar por parir en su casa de Melbourne. Y no solo eso, sino que se unió a gente que pensaba como ella y se convirtió en adalid de lo que hoy es un movimiento social de bastante consideración: el parto en casa.

Hace tres años tuvo esa primera experiencia y nació una niña, Lulú. Y hace unos pocos días tenía en su casa su segundo parto: otra niña. El problema es que tuvo una fuerte hemorragia y la hemorragia le afectó al corazón. Nick, su marido y supongo que, así mismo, defensor del parto natural y casero, salió corriendo en busca de un médico. Cuando llegaron a casa Caroline estaba en paro cardiaco. El médico apenas pudo hacer otra cosa que certificar su muerte.

Mientra leía todo esto me invadían muy distintas sensaciones; la primera de pena por la muerte de una persona joven, en la plenitud de la vida. Pero también me fue entrando una sensación de coraje y rabia. Melbourne tiene muchos y buenos hospitales. Caroline, con su seguro médico, podía haber parido en uno de ellos y, además, gratis. Con seguridad no habría ocurrido el trágico desenlace. Pero no, sus principios se lo impedían.

¿Qué pensará ahora Nick?; ¿qué será de la pequeña Lulú, hoy de tres añitos?. No lo sabremos nunca, ellos no serán noticia. Lo es la estupidez humana.