“Es malo acostumbrarse a todo, pero creo que lo peor es acostumbrarse a vivir en una especie de apocalipsis diario que nunca llega a su fin” ha afirmado esta mañana la Vicepresidente Soraya Sáenz de Santamaría durante la presentación de un libro en Madrid.
Vicente Verdú en su blog de hoy: Nunca el Mercado o, mejor, "los mercados" tuvieron tan mala prensa. Se les considera hoy como...las babilonas del Apocalipsis.
El Apocalipsis, colofón del Nuevo Testamento, ha sido objeto de numerosas interpretaciones y debates a lo largo de la historia. Escrito a finales del siglo I, el autor no hace sino trasponer a un lenguaje poético y ciertamente críptico los momentos espantosos que le han tocado vivir: muertes de Pedro y Pablo, destrucción del Templo de Jerusalén, las terribles persecuciones de Domiciano, a modo de ejemplo. Es inevitable que, a pesar de todo, Juan, cristiano hasta la médula, aconseja a sus lectores mantenerse en la Fe para soportar las angustias, poniendo la esperanza final de la Nueva Jerusalén como premio cierto.
Unos 700 años más tarde, un oscuro monje de un remoto Monasterio en la Liébana, se siente horrorizado por los tiempos que vive: invasión musulmana, desaparición de la monarquía visigoda cristianizada, herejía de Elipando (Obispo de Toledo), hambres, pestes, muerte y desolación. ¿Cómo no sentirse viviendo en primera persona el fin de los tiempos, la llegada de los Cuatro Jinetes?. Escribe un Comentario al Libro del Apocalipsis que, con bellísimas, extraordinarias y maravillosas ilustraciones, serán los celebérrimos códices conocidos como Los Beatos.
En 1970, Norman Cohn, horrorizado por la historia reciente, en su ya clásico libro En pos del Milenio plantea la tesis que relaciona el milenarismo apocalíptico con los movimientos revolucionarios del siglo XX y las espantosas expresiones que han tenido donde han alcanzado el poder (Stalin, Hitler, Mao...).
Todos aquellos tiempos fueron apocalípticos, cierto. Y hoy vivimos tiempos difíciles, que duda cabe, pero el Apocalipsis no está entre nosotros por mucho que suba la prima de riesgo o bajen los índices de las Bolsas. Podemos preguntárselo a los que han sobrevivido en una patera cualquiera de las muchas que llegan casi a diario a nuestras costas.
En fin, esperemos, en cualquier caso, que el cordero pueda abrir el séptimo sello y las trompetas nos anuncien la llegada de la Jerusalén Celeste.
Lo que ocurre es que a veces, si uno lee algunas noticias, comentarios o analisis, o escucha y ve algunas tertulias, parece que estuvieramos en nuevos creadores apocalipticos. Lo malo es que los apocalipticos de hoy carecen de belleza,creatividad, y nada hay que recuerde a los beatos...
ResponderEliminarMuy bueno, don Joaquín.
ResponderEliminarAsí es; la sensación a diario es esa, por eso hay que levantar la cabeza, al menos una vez a la semana, para ver que la vida sigue, que hay esperanza, y que la curiosidad nos lleve a seguir adelante en estos tiempos de mierda. Pero es curioso, parece que la crisis ha conseguido lo que políticas durante decenios no ha conseguido, aumentar la natalidad en España.
ResponderEliminarMuy bien. Y en particular la referencia a "Podemos preguntárselo a los que han sobrevivido en una patera cualquiera de las muchas que llegan casi a diario a nuestras costas." Que nos quejamos de vicio y hay gente que no tiene ni agua.
ResponderEliminarEs cierto, no es el apocalipsis, de situaciones peores se han salido...y como me dijo alguien cercano "siempre se puede ir a peor"por lo tanto y para evitarlo: algo habrá que hacer para solucionarlo no?
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